martes, 18 de marzo de 2025

Grito de Alcorta 1912


25 de junio de 1912

Se conoce como Grito de Alcorta a la rebelión agraria de pequeños y medianos arrendatarios rurales, que en 1912, durante la presidencia de Roque Sáenz Peña, sacudió el sur de la provincia de Santa Fe, y se extendió por toda la región pampeana, con centro en la ciudad de Alcorta, y que marcó la irrupción de los chacareros (mayoritariamente procedentes de inmigrantes europeos, especialmente italianos y españoles) en la política nacional del siglo XX, dando origen además a su organización gremial representativa, la Federación Agraria Argentina.

Con el desarrollo del ferrocarril a través de la Generación del '80, se empezó a sembrar trigo, el excedente del cual era exportado a Europa. Para poblar el territorio argentino se implementó una política activa de inmigración, trayendo muchos inmigrantes que huían de la pobreza europea para poblar las Pampas.​ La cultura trabajadora del inmigrante europeo hizo que la tierra produjera mucho más, convirtiendo a la Argentina en el «granero del mundo». Al seguir la propiedad de la tierra en manos de pocos, se profundizó la brecha económica entre los terratenientes, similar a la de las clases altas europeas, y los inmigrantes que trabajaban las tierras.

La estructura social del campo en el momento en que se desata la rebelión, estaba integrada por terratenientes, arrendatarios y subarrendatarios. Estos últimos se encontraban sometidos a los terratenientes a través de contratos que establecían, entre otras cosas, rentas impagables y la obligación de comprar herramientas e insumos a quien el terrateniente mandare, e imponían al colono las responsabilidades de una mala cosecha.​ Se llegó a un punto en que, por más que el colono trabajara de sol a sol y por buena que fuera la cosecha, al final de esta no le quedaba ni lo más elemental para subsistir. El estudio de Juan Bialet Massé sobre La condición de las clases trabajadoras (1901), es una radiografía clara del tratamiento infrahumano que recibían los colonos.

El proceso que desembocó en el Grito de Alcorta fue muy complejo, la mayoría de los arrendatarios y medieros eran extranjeros (en algunas zonas llegaban al 80 %), y en el campo primaba el individualismo y la desconfianza, lo que dificultaba la organización gremial. A su vez la Ley de Residencia, que permitía la deportación de extranjeros, causaba mucho temor. A pesar de esto, a principios de 1912 los chacareros organizaron sus primeras reuniones, ayudados por los sindicatos de estibadores y oficios varios, los Centros de Estudios Sociales dirigidos por los anarquistas y los braceros («linyeras»), que tenían una gran tradición de lucha.

El detonante del Grito de Alcorta fue la formidable cosecha de 1912, al comprobar los chacareros que luego de pagar las deudas nada quedaba para ellos.
En 1912, los chacareros arrendatarios de la pampa húmeda en tanto víctimas de expoliaciones por parte de los terratenientes y movidos por la prédica anarquista y socialista iniciaron una serie de manifestaciones y huelgas en el sur santafesino, en el noroeste bonaerense, en el sur este de Córdoba y en la provincia de La Pampa. En todos los casos se trató de protestas por las malas condiciones de contratación que los vinculaban a los terratenientes.

El 25 de junio de 1912 se realizó una asamblea en la Sociedad Italiana de Socorro Mutuo e Instrucción en la ciudad de Alcorta de la Provincia de Santa Fe, de la que participaron alrededor de 2000 chacareros. Entre manifestaciones se declaró la huelga por tiempo indeterminado para reclamar entre otras cosas: Rebaja general de los arrendamientos y aparcerías; Entregar en las aparcerías el producto en parva o troje, como saliera; Contratos por un plazo mínimo de 4 años.
Libertad de contratación.

La convocatoria había surgido de los campesinos de Alcorta, encabezados por Francisco Bulzani, quienes contaban con el aval de los párrocos de esa localidad y de la localidad vecina de Máximo Paz, los hermanos José (cura párroco de Alcorta entre 1908 y 1920) y Pascual Netri (cura párroco de Máximo Paz) y de los comerciantes de la zona. El abogado Francisco Netri, hermano menor de los párrocos y uno de los protagonistas, tuvo un papel destacado en la asamblea y fue quien enfatizó que los chacareros debían «constituir su organización gremial autónoma».

A medida que se avanzó en la huelga, se fue avanzando también en su organización y tomó fuerza la idea de constituir una organización central de chacareros. El 15 de agosto de 1912, en la Sociedad Italiana de Rosario, se fundó la primera entidad gremial del campo Federación Agraria Argentina,​ siendo su primer presidente Francisco Noguera y con asesoría de Francisco Netri que luego asumiría la presidencia de la Federación. Netri fue perseguido, en junio de 1913 fue detenido y enjuiciado pero luego fue absuelto. El 5 de octubre de 1916 fue asesinado por Carlos Ocampo.

Los terratenientes acusaron a los huelguistas de agitadores​ y respondieron violentamente, en la localidad de Firmat fueron asesinados los dirigentes agrarios anarquistas Francisco Mena y Eduardo Barros. A pesar de esto, los huelguistas lograron cada vez más adhesiones. Al apoyo inicial de los anarquistas y socialistas, de los curas y los pequeños comerciantes, se sumaron los profesionales y sectores populares.

El gobernador de Santa Fe ordenó una comisión para elaborar un informe, el cual determinó que el reclamo de los arrendatarios eran justo, aconsejó redactar contratos por escrito aclarando que los gastos de embolsado y acarreo debía correr por cuenta de los propietarios y liberar a los arrendatarios del pago de garantías de calidad de los cultivos.​ Ante la posibilidad de tener grandes pérdidas económicas, los terratenientes fueron cediendo lentamente y hacia mediados de 1913 la inmensa mayoría de los arrendatarios había logrado una importante rebaja de los arrendamientos. Pero la oligarquía logró mantener cláusulas leoninas en los contratos, que imponían restricciones a la libertad de comprar y vender.​

El Grito de Alcorta, si bien no modificó sustancialmente la estructura agraria, favoreció el surgimiento de organizaciones campesinas en otros lugares del país, como la Liga Agraria de Bahía Blanca y la Liga Agraria de La Pampa, las que participaron junto a las fuerzas armadas de un congreso nacional campesino donde, además de los reclamos puntuales a los terratenientes y comerciantes, se reivindicaron los postulados de la Revolución mexicana encabezada por Emiliano Zapata: «la tierra para quien la trabaja».

El movimiento en sí mismo ha tenido éxito pero sus alcances son limitados al no cuestionar la estructura básica de la tenencia de la tierra, la comercialización y el crédito. La cuestión agraria se incorporó a partir de entonces a la agenda política y en 1921 se aprobó la primera ley de arrendamientos rurales, la N.º 11.170, que regula condiciones mínimas a las que deben ajustarse los contratos.

En la base de este fenómeno regresivo, como ha explicado Horacio Giberti, está "la completa ocupación de la superficie apta correspondiente al área de los cereales", ocupación culminada prácticamente hacia 1908.

El monopolio de la tierra en manos de los propietarios - ya fueran grandes terratenientes o modestos chacareros o rentistas - quedó contemplado en todo el país. No existían tierras libres que no fueran las muy marginales. En consecuencia, la demanda de campos para cultivos de cereales, se tradujo en una puja que hizo elevar naturalmente los arrendamientos. El monopolio de la tierra así lo determinaba.