1886, Colastine Sur. Un antiguo marinero francés durante el apogeo del antiguo puerto ancló su vida en estas orillas. El europeo, de muy buena presencia y estirpe, trabajaba en el puerto y solía arrimarse a los bares, les pagaba un par de copas a los parroquianos y visitaba luego a sus señoras. Hasta que un día visitó a la señora del carnicero de la zona, y lo descubrió. Su cuerpo fue encontrado descuartizado en una bolsa arpillera colgada a un árbol a la orilla del río. Su tumba inauguró el Cementerio de San José del Rincón. Hoy ese lugar está lleno de cartas, velas, carteles y ofrendas de agradecimiento. Porque dicen que el ánima de aquel hombre hace milagros. Y en el árbol donde fueron encontrados sus restos, sobre el bañado, también hay un altar con ofrendas.
"Si sos un santito haceme ganar la loteria"
La tumba levantada en el bañado está llena de ofrendas de gente que le ha pedido milagros y los cumplio. Dicen que cuando lo enterraron el sepulturero había jugado un número y cuando tiró la primera palada de tierra le pidió ganar el premio. Y así ocurrió.
Caballo Desbocado
Una chica de Rincón viajaba hacia la ciudad de Santa Fe en sulky y, en medio del viaje, el animal se soltó del carruaje y la muchacha, ante la desesperación y sin pensarlo, invocó al marinero muerto. Tras haberlo nombrado, un hombre apareció repentinamente en medio del pajonal del camino y detuvo al caballo. Misteriosamente desapareció. La joven, en agradecimiento por el gesto de haberla salvado, hizo construir una capillita para darle cristiana sepultura al marinero francés. Se dice que fue enterrado dentro de la misma bolsa donde había sido arrojado. A partir de ese momento, mucha gente comenzó a pedirle favores y a agradecerle cumplidos. La comunidad fue acercando estampitas, elementos personales y de gran carga sentimental.